Como todo comienzo de semana, desde Truenos Matálicos les traemos un nuevo álbum minuciosamente seleccionado a modo de recomendación para nuestros lectores, un disco que reúne todas las condiciones para estar entre los más destacados del año también. En esta ocasión la banda elegida inscribe su estilo en el black metal sin serlo puramente, es bueno aclararlo, pero sí construyen su propuesta alrededor del mismo como cimiento inquebrantable. Estamos hablando de la tremenda nueva obra de los alemanes DOWNFALL OF GAIA, la sexta en sus quince años de carrera, y que quizás sea la mejor de su discografía a la fecha (al menos a criterio de quien escribe), en la que demuestran una madurez compositiva envidiable, creando atmósferas totalmente intensas y desoladoras a partir de la sólida fusión del Post Black Metal con el Sludge, dando un importante rol también al Crust y al post hardcore, tal como sucedía en sus primeras producciones, lo que añade un componente de cruda virulencia que contrasta con las secciones más atmosféricas. Editados por Metal Blade Records, el disco cuenta con ocho tracks repartidos en tres cuartos de hora en los que los blast se descargan con total animosidad mientras las guitarras describen melodías desgarradoras, que transitan por senderos de espesa neblina auditiva, donde el oyente no encontrará otra salida más que vagar a ciegas en un opresivo laberinto de angustia, con momentos en los que los indicios de escapatoria no terminan siendo más que una efímera ilusión. Más que prodigioso el regreso de uno de sus miembros fundadores, Peter Wolff, a la saga de las seis cuerdas conformada junto con Dominic Goncalves dos Reis, cuya química trasciende más allá de los parlantes. Las clásicas andanadas d-beateras que caracterizan a los alemanes vuelven a tomar protagonismo en temas específicos como es el caso del que abre la placa “Existence of Awe”, “Unredeemable” u el que la cierra, “Optograms of Disgust”, impulsando la marcha con mayor agresividad; pero los medios tiempos exquisitamente trabajados como los que se suceden en “While Bloodsprings Become Rivers” o “Eyes to Burning Skies” te arrastran aún más a un inevitable y trágico desenlace. Es importante destacar además la inclusión de sintetizadores y voces femeninas (a cargo de Lulu Black), elementos que nunca antes habían formado parte de su repertorio y que en esta ocasión son utilizados de manera muy sensible y sutil como matíz en algún que otro pasaje puntual, como es el caso de la intro del último tema anteriormente mencionado. Las voces por su parte cumplen su función según los cánones de los géneros que abordan, sonando rasgadas en las gélidas atmósferas blakers o deviniendo en furiosos gritos de estirpe hardcore en las partes más crustosas.
El título del disco “Silhouettes Of Disgust” según sus propios músicos está relacionado con las narrativas de las canciones, centradas en las historias de ocho personas diferentes residentes de una metrópolis ficticia, cada una con sus preocupaciones y luchas internas, tales como la soledad, la adicción, el miedo al mañana, la presión de la sociedad y el trabajo…
En cuanto a los créditos, la grabación de las cuerdas y las voces se llevaron a cabo en el estudio de Peter Wolff en Hamburgo, y las baterías fueron grabadas en Nueva Jersey en los estudios Backroom junto a Kevin Antreassian. A su vez, la impecable producción estuvo a cargo de Timo Höcke en el caso de la mezcla y Jonas Romann en el caso del mastering. Además, el interesante arte de tapa fue diseñado por los propios guitarristas Dominic y Peter.
Excelente obra la de este cuarteto alemán, que no inventan nada nuevo, claro está, pero a lo que se proponen lo hacen con personalidad y mucho criterio. Ideal para amantes de las trágicas y apesadumbradas atmósferas del Post Black Metal. Por esta razón y las ya desglosadas son elegidos para llenar los renglones de esta ya clásica sección del disco de la semana.
Juanlón
Temas que seleccioné y que más me gustaron del álbum
Sus Integrantes son:
Anton Lisojov: Voz y Bajo
Dominic Goncalves dos Reis: Guitarra y Coros
Peter Wolff: Guitarra y Coros
Michael Kadnar: Batería