Con entradas agotadas no solo en Europa, sino en varios países latinoamericanos, parece ser que Argentina no quiso ser menos y simularon un ¡Sold Out! unas semanas antes de su llegada, ya que los días anteriores al show se lanzaron ventas y reventas de entradas a precios desmesurados. A esto le sumamos la noticia que los integrantes de Iron Maiden han sido declarados “Visitantes de honor de la República Argentina y de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación” impulsada por fanáticos y periodistas especializados. Aunque me parece meritorio el reconocimiento a la banda porque es un fenómeno mundial y cultural, no así el revoloteo partidario y politiquero que se generó alrededor de esta veneración al grupo británico. Y sobre todo, la diferencia deliberada que mostraron algunos músicos, periodistas y prensa en las redes sociales por ser parte de esa jornada, autoproclamandose como si fueran ellos los recibidores de tal merecido reconocimiento. Al fin y al cabo, era un acontecimiento privado y estuvieron presentes aquellos amigos de los organizadores de tal evento y allegados que militan en la fuerza política de la Diputada Victoria Donda. Realmente es una pena que no se gestionen estos reconocimientos para los grupos nacionales de Heavy Metal, porque si hubo antecedentes para el rock nacional. De todas maneras, esto fue un hecho destacable, sin embargo pasó casi desapercibido para las 45.000 almas que hicieron temblar el fortín de Liniers.
Esta visita anunciada hace más de un año, los trajo nuevamente por tierras argentinas bajo la gira “Legacy Of The Beast Tour” y no dejamos pasar esta oportunidad, dándonos el privilegio de asistir a la única fecha pautada en nuestro país. Después de una jornada de tormentas, rayos, truenos y una copiosa lluvia que azotaba la ciudad de Buenos Aires, hacia las 15 horas se empezó a despejar, y dejamos de lado nuestra preocupación por el clima y nos fuimos preparando para poder arribar al barrio de Liniers. Llegamos con el tren Sarmiento a escasos metros del Estadio José Amalfitani. El acceso a la platea fue rapidísimo y nos dio tiempo para poder comprar algo del merchandising oficial.
Los anfitriones locales fueron los legionarios thrasher SERPENTOR, máximo exponente de la escena thrash argentina, quienes además de iniciar puntualmente 18:50, se los vió disfrutar su propio show mientras mostraron todo su poder, a pesar de algunos inconvenientes técnicos al inicio. Los treinta minutos del set bastaron para reflejar su trayectoria con grandes temas de su discografía, cuáles letras se identifican a la primera escucha con el ambiente social de nuestro país, tales como: “Asesino”, “Controlando la Nación”, “Privación Ilegítima”, “Mirar sin Ver”, “Reinará el Caos” y “Militares”. Todos temas con poderosos machaques y filosos riffs. Los muchachos recordaron e hicieron alusión que ese día se conmemoraba el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”.
THE RAVEN AGE, banda de George Harris (hijo del bajista y fundador de Iron Maiden, Steve Harris) trajo nuevamente su metal moderno a nuestro país. Al igual que la banda telonera nacional, respetaron su horario a la perfección, sin embargo tocaron casi una hora. Segunda vez que los veo ambientando la espera a la doncella de hierro, aunque me han impresionado más en esta oportunidad, o por lo menos, consiguieron mi atención más pormenorizada. No solo la mía, sino la de la mayoría del público presente, que a esa altura de la tarde estaba el 80% de los asistentes, quienes lo aclamaron con encendidos de celulares y muchos aplausos. Se dedicaron a presentar su reciente y segundo disco Conspiracy (2019), del cual realizaron: “Betrayal of the Mind”, “Surrogate”, “The Day the World Stood Still”, “The Face That Launched a Thousand Ships”, “Fleur de Lis”, “Grave of the Fireflies” y “Seventh Heaven”. Aunque de su anterior álbum Darkness Will Rise (2017) hicieron las canciones “Promised Land” y finalizando con “Angel in Disgrace”.
Luego de 20 minutos de espera del horario establecido por la producción, que se hicieron eternos, en las pantallas laterales llegó la publicidad del game gratuito para celulares Legacy of the Beast, la cual anunciaba que en breve comenzaría el mejor show que he visto de Iron Maiden en Argentina. Sabíamos que la velada iba a ser impresionante porque fue promocionada como la producción más grande que diseñaron, pero puedo asegurar que ha sido sin precedente. ¡Fue célebre!
Esta gira propuso tres secciones temáticas diferentes: la guerra, la religión y el infierno, además de las canciones clásicas de la doncella de hierro, aunque realizaron tres que no lo habían hecho en nuestro país.
La primera escena del grandioso espectáculo de la banda británica IRON MAIDEN, en todo el tour, comienza con el alegórico discurso pronunciado por el Primer Ministro Británico Winston Churchill, en 1940, cuando Gran Bretaña le declara la guerra a Alemania, y “Aces High” mientras sobrevuela una réplica de un Spitfire de la Segunda Guerra Mundial, acompañada de una escenografía ambientada de forma bélica, y Nicko McBrain atrincherado en su lujosa batería. Realmente es impecable los detalles de cada sección de esta majestuosa obra musical y teatral.
Por detrás, llegó “Where Eagles Dare” toda una sorpresa, ya que fue una de las tres canciones que nunca habían interpretado en nuestro país. Mientras el público iba subiendo en fervor arremetieron con la más coreada “2 Minutes to Midnight”. Acto seguido, por única vez en todo el concierto Bruce Dickinson interactúa con el público diciendo que está apenado por no tocar en un lugar más grande, acotando que la próxima vez tocarán en el estadio de River Plate. Por detrás, presenta “The Clansman” exponiendo el significado de la libertad y finalizando esta parte con “The Trooper” clásico de los clásicos en el cual durante la canción apareció la querida mascota del grupo, «Eddie», que en esta oportunidad entró vestido de soldado británico para interpretar un duelo de espadas con Bruce Dickinson, el cual le dispara con una bandera albiceleste, seguramente para quedar bien con el público de este país a diferencia de otros años que hubo malestares por enarbolar la bandera británica. Igualmente a lo último levanta como suele hacerlo en cada país que pisa, una acción clásica, que es flamear la correspondiente enseña patria.
La euforia del público seguía in crescendo, mientras se desplegaba una arquitectura gótica con sus respectivos vitrales, en forma de catedral. En esta fracción del show, la impactante batería de Nicko quedó expuesta con la bella decoración de rosetones. Esta ambientación valió para seguir deleitándonos con “Revelations”, y detrás vinieron “For the Greater Good of God”, otra de las que tocaban por primera vez, “The Wicker Man” y “Sign of the Cross”, en donde su cantante sacude una cruz luminosa durante todo el tema. A continuación, llegó “Flight of Icarus”, última de las tres canciones que no habían tocado nunca, apareciendo el gigantesco personaje mitológico griego, entretanto Dickinson comienza a lanzar fuego desde sus dos manos con un lanzallamas. El último tema de este tramo fue “Fear of the Dark” acompañado de pura oscuridad en toda la ambientación que hasta los vitrales se volvieron oscuros, siendo uno de los temas más coreados.
Ya nos estábamos dando cuenta que estaría llegando el último segmento de este recorrido destinado al infierno, que dieron lugar a la eficaz “The Number of the Beast” y “Iron Maiden”, apareciendo el demonio inflable por detrás, mientras no dejábamos de saltar y disfrutar cada minuto del set. Realmente la banda liderada por Steve Harris ha sido intachable arriba del escenario: desde el minuto cero que salió Bruce, quién se devoró el estadio de Vélez con su voz, que se mantuvo impecable y bien afinada durante las dos horas; los movimientos de su guitarrista Janick Gers son impactantes; Dave Murray (guitarrista) que digita y maneja sus dedos a diestra y siniestra; mientras Adrian Smith (guitarrista) y Steve Harris (bajista) hacen lo suyo en escena, más Nicko McBrain atrás con su batería, conforman un sexteto ajustado y pleno, que fueron acompañados durante toda la noche por un sonido preciso para el lugar.
Mientras nuestros cuerpos estaban llenos de adrenalina por tan excelso concierto, los Maiden realizaban una falsa despedida que duró apenas unos minutos porque para terminar de satisfacernos se descargaron con tres bises demoledores: “The Evil that Men Do”, “Hallowed be thy Name” y “Run to the Hills”, la ultima canción más cantada y que hizo detonar la cancha.
Un espectáculo vibrante vivimos el 12 de octubre de 2019 con Iron Maiden. Por mi parte, será recordado como memorable, porque durante su actuación incluyó cambio de vestuario, una escenografía visual que le va dando existencia a las letras de sus canciones, un sonido perfecto, hicieron clásicos que, tanto fanáticos como no, admiran y lo corearon, en este estadio se puede visualizar perfectamente bien desde cualquier ubicación. Nos brindaron dos horas de show que introdujeron dieciséis canciones de su extensa trayectoria, para algunos buenas para otros no tanto, que da igual porque lo gozamos intensamente. Debo reconocer que esta fecha sublime será declarada como: “El día de la bestia” en argentina. ¡Up the Irons!
Crónica: Sabrina Romero.
Videos: Rubén Rivadera.
Foto Serpentor: Alberto Acosta.
Fotos The Raven Age y Iron Maiden: Gallo Bluguermann.
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